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En el Día Internacional del Libro Infantil, hablamos de Roverandom

Hoy día 2 de abril se celebra el Día Internacional del Libro Infantil. Para conmemorarlo vamos a recordar la faceta de Tolkien como escritor de cuentos para sus hijos y en concreto su libro Roverandom. A Tolkien le encantaba narrarles historias, el propio libro de El Hobbit comenzó como una narración para sus hijos.

El cuento de Roverandom, que en un principio se iba a titular “Las aventuras de Rover” también comenzó así. Sabida es la anécdota en la que Michael Tolkien, el segundo de sus hijos, perdió un perrito de juguete, una figurita de plomo, en la playa durante unas vacaciones de la familia en Filey, en el verano de 1925. Para consolarlo, Tolkien ideó una historia en la que un perrito de verdad, llamado Rover, es transformado en un juguete por un sabio llamado Artaxerxes. Despúes, un niño muy parecido a Michael, lo pierde en la arena y el perro sufre una serie de aventuras que lo llevan a la luna y al fondo del mar hasta que recupera su forma original.

El cuento fue así ideado en 1925, durante una tormenta que obligó a la familia a permanecer en la casita que habían alquilado; pero parece ser que hasta 1927 no se puso por escrito. Precisamente ese año, la familia volvía a estar de vacaciones en la playa, en esta ocasión en Lyme Regis. El cuento seguía entusiasmando a los hijos de Tolkien y al parecer éste volvió a narrarlo y esta vez lo puso por escrito. Además creó una serie de ilustraciones que acompañan a la historia una de las cuales data de 1925 y el resto de 1927. Las ilustraciones y los manuscritos originales se encuentran en la Biblioteca Bodleiana, en Oxford

Portada del libro con la ilustración de Tolkien “Los jardines del palacio Merkings”

Otras evidencias que apuntan a que el cuento fue retomado y puesto por escrito en 1927 es que ese mismo año el Hombre de la Luna, que aparece en Roverandom es mencionado en la “carta de Papá Noel” que manda Tolkien ese año a sus hijos. En la carta, el Hombre de la Luna viaja al Polo Norte y en su ausencia los dragones de la Luna levantan tal humareda que provocan un eclipse de luna. Precisamente, el 8 de diciembre de 1927 hubo un eclipse lunar que no pudo ser observado desde Londres debido a las nubes.

En el cuento aparecen muchas referencias a la vida en familia de los Tolkien y de sus vacaciones en Filey, como la casita en la playa, la luz de la luna brillando en el mar o la gran borrasca que sufrieron. También están presentes las ideas de Tolkien sobre los coches o la contaminación. Encontramos pinceladas de cuentos infantiles de la época y de la mitología artúrica y nórdica. Asimismo está influenciado por parte del legendarium que ya estaba Tolkien escribiendo en ese momento. La cabaña del lado oscuro de la Luna en Roverandom es similar a la “Cabaña del Juego Perdido” que aparece en el Libro de los Cuentos Perdidos. Pero el ejemplo más claro es cuando la gran ballena Uin, enseña a Roverandom “la Gran Bahía del País Hermoso, más allá de las Islas Mágicas” o “la Ciudad de los Elfos en la colina verde debajo de las Montañas”. Esta es precisamente, la geografía del Oeste del mundo en El Silmarillion

En la década en que Roverandom fue escrito, Tolkien aún no se había desprendido de la convención de que “los cuentos de hadas están escritos para niños” por lo que aún mantenía la influencia de los cuentos e historias mágicas de la época, un tanto melifluos, con personajes diminutos y elfos juguetones. “Con la minuciosidad de flor y mariposa” como él mismo los describiría posteriormente en su ensayo Sobre los cuentos de hadas. Más adelante, lamentó “haber subestimado” de alguna manera a sus hijos, y las hadas (más tarde elfos) de El Silmarillion recuperaron toda su nobleza y dignidad.

Ilustración de Tolkien en la que se ve a Roverandom llegando a la casa del Hombre de la Luna en el lomo de una gaviota

Es de destacar en Roverandom el deleite que encuentra Tolkien con los juegos de palabras. Como leemos en la introducción del libro contiene un gran número de semihomónimos, onomatopeyas y aliteraciones, de listas descriptivas que producen hilaridad por su extensión (…) así como giros decididamente inesperados El hecho de que Tolkien también introduzca palabras como ‘parafernalia’ y ‘fosforescente’, ‘primordial’ y ‘galimatías’ resulta refrescante en estos tiempos, cuando tales palabras resultan “demasiado difíciles” para los niños, idea que Tolkien no compartía. Como escribió en abril de 1959 “un buen vocabulario no se adquiere leyendo libros escritos de acuerdo con el criterio que alguien tenga del vocabulario de determinado grupo de edad.Se adquiere leyendo libros que estén por encima de ese nivel”

El libro fue presentado a los editores Allen & Unwin en 1937, pero a pesar de una valoración positiva por parte del hijo de Unwin, no se llegó a publicar entonces. Por aquélla época El Hobbit comenzaba a tener un gran éxito y los editores quería una continuación. Esa continuación acabaría siendo El Señor de los Anillos. No sería hasta 1998 que se publicaría el libro por HarperCollins, con la edición a cargo de Christina Scull y Wayne G. Hammond En castellano la edición corrió a cargo de Minotauro.