John Ronald Reuel Tolkien nació en Bloemfontein (Sudáfrica) la noche del 3 de enero de 1892. Su hermano Hilary Arthur Reuel Tolkien nació el 17 de febrero de 1894 y, a comienzos de abril de 1895, su madre Mabel y los niños se embarcaron para tomar unas vacaciones con su familia en Inglaterra.
El padre, Arthur, quedó en Sudáfrica. La vida transcurría sencilla en la minúscula casa familiar de King’s Heath (Birmingham) hasta que, en noviembre, llegaron noticias de las fiebres contraídas por Arthur. Parecía que podría reponerse, pero en enero tuvo una recaída y el 15 de febrero de 1896 murió.
Viuda y con dos hijos, Mabel alquiló una casa en Sharehole Mill, Birmingham, donde permanecerían urante cuatro años. Ella misma se ocupó de la instrucción de Ronald y Arthur. Aparte de las horas de clase, su madre les daba muchos libros de cuentos. A Ronald le gustaron Alicia en el país de las Maravillas y las leyendas del Rey Arturo, pero en nada encontró mayor deleite que en los cuentos de hadas de Andrew Lang.
En 1900 Mabel se convirtió a la fe católica, lo que le supuso el rechazo tanto de la familia de su marido como de la suya propia. Se trasladó con sus hijos a una casa en el suburbio de Moseley, en Birmingham y Ronald comenzó a asistir a la King Edward’s School.
En los primeros días de 1904 se descubrió que Mabel Tolkien padecía de diabetes. Pasó algunas semanas en el hospital y, en el verano, ella y sus hijos se trasladaron a una casa en Rednal. Pero, a principios de noviembre recayó, entró en coma diabético y falleció el 14 de noviembre.
Pocas semanas después de la muerte de su madre. Ronald y Hilary (ahora de 13 y 11 años) se trasladaron a casa de su tía Beatrice Suffield. En aquel tiempo descubrió el anglosajón y, con él los poemas de Beowulf y Sir Gawain y el Caballero Verde, sobre los cuales muchos años más tarde se convertiría en uno de los expertos más reconocidos. También fue el tiempo de la invención de lenguajes privados infantiles, de los que posteriormente nacerían las complejas lenguas e historias de la Tierra Media.
El padre Francis Xavier Morgan era un sacerdote de ascendencia española del Oratorio de Birmingham. Mabel lo designó tutor de sus hijos antes de morir. En 1908 el padre Francis se dio cuenta de que los jóvenes no eran felices con tía Beatrice y les buscó alojamiento en casa de la señora Faulkner. Allí vivía una muchacha de 19 años, llamada Edith Bratt. Era pequeña, delgada, de ojos grises, pelo negro y notablemente bonita. Tenía gran talento para la música y tocaba muy bien el piano. En el verano de 1909 ella y Ronald decidieron que estaban enamorados.
En la King Edward’s Ronald había hecho un grupo de amigos íntimos que acostumbraban a tomar té tras las horas de clase ya fuera en la biblioteca o el los almacenes Barrow’s. Éste fue el llamado T. C. B. S., el Tea Club and Barrovian Society, y en sus reuniones recitaban a los clásicos o sus propias composiciones y se criticaban unos a otros.
El padre Francis se interpuso en su relación y prohibió a Ronald ver a Edith durante 3 años, hasta cumplir los 21. Ronald obedeció y, dado que por entonces había ganado una beca para el Exeter College de Oxford, se trasladó allí y se sumergió en el estudio de las lenguas antiguas.
Uno de los poemas que descubrió en el curso de su estudio del inglés antiguo fue el Crist de Cynewulf; del cual le asombró especialmente una copla misteriosa:
(Salve Earendel, el más brillante de los ángeles,
enviado a los hombres sobre la tierra media).
De ahí surgió el primer personaje de la Tierra Media, Eärendil el Marinero, que viajaría a lo ancho del mar para salvar a los hombres y los elfos.
A los veintiún años se reencontró con Edith. Ella se convirtió al catolicismo y se fue a vivir a Warwick que, con su espectacular castillo y el hermoso paisaje que lo rodea, produjo una gran impresión en Tolkien. Poco después se comprometieron formalmente, pero ya era 1914 y la guerra estaba próxima.
Cuando comenzó la guerra, Tolkien volvió a Oxford para terminar sus estudios y después ingresó en el cuerpo de Fusileros de Lancashire. Pasaron muchos meses de instrucción pero, cuando pareció que el batallón embarcaría pronto para Francia, Ronald y Edith decidieron casarse. Fue en Warwick, el 22 de marzo de 1916. Él tenía 24 años.
En noviembre de 1916 regresó a Inglaterra enfermo de “fiebre de las trincheras” y, durante su convalecencia comenzó a escribir El Libro de los Cuentos Perdidos. Durante los meses transcurridos de la guerra, prácticamente todos los demás miembros del T.C.B.S. habían muerto en acción y el escribir era, en parte, un acto de piedad a su memoria y también una reacción contra la guerra.
El primer cuento que escribió fue La Caída de Gondolin, inspirado en el horror vivido durante la Guerra. Poco después comenzarían a gestarse las primeras versiones de las guerras de los elfos contra Morgoth, y las historias de Turin y Beren y Lúthien.
Durante su convalecencia gozaba de pasear con Edith hasta el bosque del cercano Roos y allí, en una espesa arboleda y en un claro sembrado de cicutas Edith bailó para él.
Ésa fue la inspiración de la historia de Beren y Lúthien, un tema recurrente en toda su obra y, de ahí en adelante, él siempre pensó en Edith como Lúthien y en sí mismo como Beren.
Ya padre de un hijo (John Francis, nacido en 1917), Tolkien volvió a Oxford en 1918, después del armisticio, para colaborar en el New English Dictionary. A los 28 años, cuando tuvo a su segundo hijo, Michael Hilary, ya era profesor de Lengua Inglesa en Leeds, y a los 33, poco después de nacer Christopher Reuel, catedrático de Anglosajón en la Universidad de Oxford. Con 37 años tuvo a su último hijo, que resultó ser una niña: Priscilla Mary.
Tolkien consiguió la estabilidad con su trabajo, familia y amigos en Oxford, durante los años 20 y 30. En su tiempo libre disfrutaba inventando, escribiendo y dibujando historias, sobre todo para divertir a sus hijos. Una de las cosas que más emocionaba a éstos eran las cartas de Navidad que su padre les hacía y ellos recibían como si las hubiera escrito el mismo Papá Noel desde el Polo Norte.
En 1926 Tolkien conoció a C.S. Lewis, otro profesor de Oxford con el que tenía un interés común por la literatura y la creación de historias. Lewis llegó a ser uno de sus amigos más íntimos, y se influyeron mucho el uno al otro hasta el punto que Tolkien fue, al menos, parcialmente responsable del regreso de Lewis a las convicciones cristianas.
Esta amistad también ejerció una influencia literaria muy importante en ambos. Juntos formaron los Inklings con un reducido grupo de amigos de Oxford. Entre ellos, cabe destacar Clive Staples Lewis, Charles Williams y Owen Barfield; eran un club que se reunía para recitar, leer y criticarse amablemente sus propios trabajos. Tolkien reescribió para leer a los Inklings algunas historias de la Tierra Media, y también hizo un nuevo relato inspirado en el hundimiento de la Atlántida; el cuento se titulaba La Caída de Númenor.
Algo antes de 1930 Tolkien comenzó a escribir El Hobbit; era un cuento para leer a sus hijos más pequeños antes de dormir, pero lo abandonó antes de terminar, y no imaginó lo que ese cuento iba a suponer para él.
A mediados de la década de los 30 Elaine Griffiths, una antigua alumna de Tolkien y amiga de la familia, leyó el manuscrito de El Hobbit. Ésta tenía contactos con la editorial Allen & Unwin, que por recomendación suya se interesó por el cuento. Tolkien terminó el relato, que fue enviado al editor Stanley Unwin. A su vez, éste se lo dio a leer a su hijo de diez años Rayner, quien escribió un informe muy favorable.
El Hobbit se publicó en 1937, fue un éxito inmediato y, desde entonces no ha habido otro libro más recomendado en las listas de lecturas para niños. Pronto la editorial pidió a Tolkien una continuación del cuento.
Tolkien presentó a la editorial algunas de la historias de su enorme mitología, que hoy conocemos publicadas en El Silmarillion, pero que entonces no gustaron al editor. Le pidieron “más sobre los hobbits”, y Tolkien comenzó algo más que una historia para niños: 16 años después se publicaría El Señor de los Anillos, en el que se los hobbits se mezclan con las grandes historias de la Tierra Media.
El Señor de los Anillos rápidamente se convirtió en un éxito sin precedentes que llegó a ser incluso molesto. Estaban los fans que cruzaban el océano (desde California) para llamar a la puerta de su casa, o los que llamaban a las 3 de la mañana para preguntar cuál era el pretérito imperfecto del verbo lanta, o si los Balrogs tenían alas…
La editorial por fin accedió a publicar El Silmarillion, y Tolkien dedicó el resto de su vida a intentar terminarlo. Pero la obra era demasiado grande, y las distracciones demasiado frecuentes. Allen & Unwin lo publicó entre 1954 y 1955, pero la traducción española no llegaría hasta 1978.
J.R.R. Tolkien, retirado desde 1959, disfrutó de una vejez acomodada gracias al éxito de El Señor de los Anillos. A pesar de su ajetreada y difícil vida, Tolkien publicó una gran cantidad de trabajos entre 1925 y su muerte. Algunos de sus libros más famosos son Egidio el granjero de Ham, Las Aventuras de Tom Bombadil, Hoja de Niggle, El Herrero de Wootton Mayor y El regreso de Beorhtnoth.
En 1969, Edith y Ronald se trasladaron a Bournemouth. Allí murió Edith el 22 de noviembre de 1971, y John Ronald volvió a Oxford. El 2 de septiembre de 1973 enfermó y murió en una clínica. Tenía 81 años.
Edith y J.R.R. Tolkien se encuentran enterrados en la parte católica del cementerio de Wolvercote bajo una sola piedra de granito gris de Cornualles y que tiene por toda inscripción:
J.R.R. Tolkien no terminó en vida su obra magna, el Silmarillion, que finalmente fue recopilado y publicado por su hijo Christopher en 1977.