Entrevistas

La Sociedad Tolkien Española entrevista a John Garth

Entrevista publicada originalmente en la revista ESTEL 88.

La entrevista se realizó la mañana del 15 de octubre de 2017 durante la Estelcon (Convención anual de la Sociedad Tolkien Española) en Tortosa, Tarragona. La entrevista fue transcrita por Rebeca «Nai» y Paula «Erendis» y corregida por el propio John Garth. Traducida por Rebeca «Nai», Paula «Erendis», Sonia «Altariel», Bárbara «Ar-Feiniel» y Joan Carles «Nirnaeth». Resumen y extracto de Rubén «Balin».

MF: «Mónica Findûriel»
JG: John Garth

 

MF: ¿Cómo comenzó su interés en la vida y obra de Tolkien?

JG: Pues comenzó muy pronto. Leí los libros de Narnia de C.S. Lewis cuando tenía siete años, y naturalmente decidí que iba a seguir con Tolkien. Mi madre tenía los libros de El señor de los anillos y supe que quería viajar ahí, pero pensé «no hasta que tenga 18 o algo así». Pero una tarde estaba aburrido, lo cogí de la estantería y lo leí. Tenía nueve años. Me llegó muy muy pronto y supongo que me ha ayudado a ser la persona en la que me he convertido.

MF: Así que ¿qué le llevó a investigar aquel periodo específico de la vida de Tolkien, sus experiencias en la Primera Guerra Mundial? ¿Cuándo tomó forma la idea del libro?

JG: Es algo complicado. Básicamente una de mis pasiones sobre Tolkien es que siempre he querido hacer diccionarios de élfico. Con La historia de la Tierra Media me di cuenta de que no puedes hacer un diccionario de élfico directamente porque siempre está cambiando. Así que mi siguiente gran idea fue hacer un catálogo con todos los textos que Tolkien escribió y todo el élfico que había en ellos. Y cómo era un proyecto demasiado vasto nunca lo terminé. Pero terminó haciendo que me fijara muy detenidamente en lo que Tolkien estaba haciendo y cuando lo hacía. En la presentación de El libro de los Cuentos Perdidos, Christopher Tolkien menciona los campos de entrenamiento militar donde su padre escribió ciertos poemas. Así que pensé, que si podía descubrir algo más sobre qué hizo Tolkien durante la Primera Guerra Mundial, entonces sería capaz de entender mejor el orden en que escribió las cosas.

Decidí escribir un pequeño artículo y poco después los registros personales de los oficiales del ejército británico de la Primera Guerra Mundial fueron liberados para el público. Así que era 1998 y yo era el primero en poder ver los de Tolkien, lo cual fue una experiencia maravillosa. También fue un proceso lento. Leí todo lo que pude encontrar sobrelas batallas específicas en las que él estuvo involucrado. La Primera Guerra Mundial penetró de manera profunda en la vida privada de todas las formas posibles, así que fue un viaje fascinante.

MF: Así, de un catálogo pasó a un artículo sobre algo diferente, y luego acabó formando parte de un libro. Entonces, ¿qué problemas encontró para investigar la incipiente vida del autor? ¿Apareció alguna anécdota peculiar o impactante en el proceso?

JG: Las dificultades que tuve fueron esencialmente las de encontrar cosas específicas de Tolkien como persona. Que sepamos, no escribió ningún diario durante la Primera Guerra Mundial. Conseguí seguir la pista de la familia de Robert Gilson, otro de los miembros de la TCBS, y tenían una caja llena de cartas escritas desde la universidad, desde los campos de instrucción y desde las trincheras en el frente. Había referencias a Tolkien, y lo que es más importante, a su círculo de amistades, con lo que uno se podía hacer una buena idea de la clase de personas que eran. Eso fue genial.

Con el tiempo, el Tolkien State me permitió acceder a documentos que se guardan en la Biblioteca Bodleiana de Oxford. Había allí cartas entre él y los otros miembros de la TCBS, y al tener acceso a ello fue profundamente conmovedor leer sobre aquellas personas, meterse en su cabeza, ver como cambiaron de jóvenes a hombres adultos en el transcurso de la guerra. Aquello le dio corazón a mi libro, me dio el sentido de cómo se desarrolló la escritura de Tolkien y al tiempo sentí que rescatar sus voces perdidas y volverlas a la vida era una especie de tributo a ellos.

MF: ¿Qué opinan sus familias del material que usted usó y de cómo lo trabajó?

JG: La familia de Rob Gilson se comportó fantásticamente. El año pasado me dejaron ver sus cuadernos de bocetos. Tenía esos pequeños cuadernos de bocetos en acuarela o en tinta, con paisajes y castillos e iglesias, etc… Te permite entrar en su cabeza y creo que es algo que compartió con Tolkien, algo que los podía vincular. Se puede incluso apreciar que hay una pintura, en la que me queda muy claro que Gilson estaba con Tolkien cuando la pintó, puesto que Tolkien pintó poco después su versión del mismo motivo.

MF: Entonces ¿Ha aprendido algo nuevo de Tolkien de la imagen que ya tenía por sus biógrafos y sus trabajos?

JG: Sí. Lo tenía que mirar a través de los ojos de sus mejores amigos y lo sorprendente fue que a menudo estaba lejos de ellos. Claramente lo admiraban como a un héroe y lo querían tener como parte de su círculo tanto como fuera posible, pero a menudo no lograban que estuviera disponible. Creo que a veces es porque estaba viendo a Edith, pero sospecho que otras veces era porque era un hombre muy celoso de su privacidad y le gustaba tener espacios de soledad, por la muerte prematura de sus padres y porque tendría periodos de intensa creatividad que le mantenían alejado de sus amigos. Es un muy buen retrato de un artista solitario en cuanto a su trabajo.

MF: Desde que el libro se publicó, ¿ha encontrado información nueva que considere que se debería añadir en una nueva edición?

JG: He investigado mucho más en todo tipo de temas. Parte de esta información se ha incluido en un pequeño libro Tolkien Exeter College que cubre de nuevo aquellos años de 1911 a 1915, pero centrados especialmente en una parte que tuve que rechazar en mi libro: su vida de estudiante en Oxford. Volviendo a estudiar ese período me he fijado en el temprano desarrollo de su mitología y creo que he resuelto algunas preguntas clave. Ahora entiendo a qué se refería cuando decía que el lenguaje y la mitología se han desarrollado de forma paralela.

Tolkien se inspiró en el poema anglosajón Beowulf y en otros textos para empezar a escribir sobre héroes. Escribió su poema sobre Eärendil en septiembre de 1914, y poco después escribió su adaptación del Kalevala finés en la historia de Kullervo. Recientemente se reveló que dentro de Kullervo, Tolkien había usado un lenguaje inventado y las palabras de aquel idioma parecen ser claramente quenya. Tolkien empezó a construir el quenya y lo iba añadiendo a la historia, pero no terminaba de encajar bien. Para mí, es obvio que una de las razonespor las que no terminó la historia de Kullervo fue porque se entusiasmó en ese momento con la idea de crear un mundo donde aquel lenguaje que estaba inventando tuviera un hogar.

MF: Sabemos que a Tolkien no le gustaban especialmente los trabajos de los biógrafos. ¿Le influyó esta opinión de Tolkien mientras escribía el libro?

JG: Siempre he tenido en cuenta que la gente diría «no, no estamos interesados en una biografía de Tolkien porque él mismo las rechazaba». Pero cuando observo lo que Tolkien quería decir en realidad, para mí está claro que cambiaba de opinión según el momento de su vida, por ejemplo, cuándo escribía cartas y a quién se las dirigía. Hay algunas personas en las que él parecía confiar más que en otras. Cuando se convirtió en una figura pública se sentía cada vez más incómodo. Cuanto mayor se hacía, más famoso se volvía, y es cuando empiezas a leer aquellas declaraciones, del tipo «las biografías no son la clave para entender el trabajo de la literatura». En otros momentos dice que para explicar cómo inventó la Tierra Media, una autobiografía completa sería la única forma, «y no tengo intención de escribir ninguna», añadía. Así que mi trabajo ha sido, si lo ves así, intentar imitar la autobiografía de Tolkien, aunque es algo que suena terriblemente arrogante.

MF: Por lo tanto, el acercamiento que realizó a su vida lo hizo a través de las personas que le conocían y también con documentos sobre él. Leyendo el libro vemos que ha prestado gran atención a los detalles y que hizo una búsqueda realmente meticulosa. ¿Ha encontrado algo que realmente le emocionara, como las cartas de R.Q. Gilson, por ejemplo?

JG: Hubo momentos conmovedores de todo tipo cuando investigaba para Tolkien y la Guerra Guerra, pero muchos de ellos no tuve ocasión de usarlos. Leí mucho en los archivos de guerra sobre otros oficiales en el batallón de Tolkien, y son historias muy desgarradoras. Hay una que siempre tengo en la memoria. Hay un caso de una carta de unos padres de dos soldados, a los cuales se les ha dicho que su hijo había sido asesinado, y la carta simplemente dice «¿cuál de ellos?» Así que sabían que uno de sus hijos estaba muerto, pero no sabían cuál de ellos… Para mí fue realmente descorazonador.

El momento más emotivo a largo plazo para mí ha sido releer lo que Tolkien escribió, especialmente El Señor de los Anillos,y observarlo desde una nueva perspectiva en la que conozco por lo que él pasó. La relectura del pasaje de la Ciénaga de los Muertos sería un ejemplo de este caso, pero en sí todo el viaje psicológico de Frodo, sobre todo si lo lees a la misma vez que Tolkien y la Gran Guerra… O de hecho con algunas de las memorias y novelas escritas por los soldados de la Primera Guerra Mundial… Hay algunas similitudes increíbles en cuanto a lo que Frodo vio… y puedes ver lo que está pasando por su mente, cómo su alma está sufriendo.

MF: ¿Ha estado en contacto con la familia de Tolkien? ¿Sabe si alguno de sus hijos leyó su libro?

JG: Christopher Tolkien leyó dos versiones del libro. Tuvo que darle su aprobación porque Harper Collins tiene un acuerdo con el Tolkien Estate, por el cual no publican nada que no ha sido previamente aprobado por el Tolkien Estate. Christopher hizo algunas críticas e hice grandes cambios al libro. Inicialmente iba a incluir cinco capítulos que trataban sobre lo que Tolkien escribió tras la Primera Guerra Mundial sobre El Señor de los Anillos y el texto entraba en detalle sobre cómo las experiencias de la guerra afectaron sus escritos, pero lo quité. Así que ahora Tolkien y la Gran Guerratermina con un «Posdata» donde recojo todas mis reflexiones generales sobre cómo las experiencias en la guerra afectaron sus escritos. Me permite escribir una historia más directa y dar mi opinión al final y permite al lector reflexionar sobre el resto. Los capítulos que sacrifiqué se han convertido en conferencias y creo que alguna de ellas puede terminar en otro libro. Ahora estoy trabajando en uno que llamo El Espejo de Tolkien.

MF: ¿Podría darnos un avance, hablarnos un poco sobre su nuevo trabajo?

JG: Esencialmente toma la técnica usada en Tolkien y la Gran Guerra en la medida en que mira lo que Tolkien escribió en el contexto de su vida y los eventos de su tiempo y lo usa para intentar explicar su proceso creativo, intentando entender hasta qué punto su trabajo es una reflexión sobre sus tiempos más que una creación imaginada que no tiene relación con lo que está pasando. No tiene tanto detalle biográfico como Tolkien y la Gran Guerra y cubre el periodo del principio de la Primera Guerra Mundial, así que hablo de nuevo sobre mis descubrimientos sobre los comienzos y creación de su mitología y cómo ocurrió y llega hasta el final de El Señor de los Anillos. También hablo de cómo Edith e Inglaterra están reflejados en la mitología y tienen un papel importante en ella.

MF: Cuando hablamos de la fantasía y la épica, a veces ésta ha sido maltratada por el canon. ¿Qué opina del cambio de tendencia? ¿La fantasía está siendo considerada más en serio en el mundo literario y en las investigaciones en universidades?

JG: Sí, eso es cierto y se ve. Y creo que es algo que seguirá ocurriendo. Hubo una época en el siglo XX en el que la idea de estudiar autores como Charles Dickens o Jane Austen era considerado una pérdida de tiempo porque eran libros que la gente leía por diversión. Creo que algo parecido ha ocurrido con la actitud hacia la fantasía: la gente no se la ha tomado en serio. Creo que algo que ha contribuido en gran medida a dar un gran paso es obviamente Juego de Tronos, que ha alcanzado una enorme audiencia. Y antes que eso, Harry Pottery después quién sabe qué vendrá… Pero desde luego se está ampliando la afición y con el cine también pasa. Gracias al CGI las películas ya pueden producir fantasía y ciencia ficción y lo pueden hacer muy bien. Eso puede ampliar el campo de estudio en el futuro.

MF: Esperemos que en el futuro, gracias a investigaciones como la suya, Tolkien sea más difundido y estudiado.

JG: Sí, es justo donde creo que puedo aportar. Cuando empecé a escribir Tolkien y la Gran Guerra, uno de los motivos era demostrar que ese estudio merecía la pena, que era un trabajo sobre literatura seria, y no sobre escapismo. Ahí es donde estaba el problema para mí. Las películas de El Señor de los Anillos, independientemente de los sentimientos que despierten en los espectadores (y sé que a muchos fans de Tolkien les gustan) son algo que en realidad admiro, pese a que tengo algunas reticencias porque soy un purista de los libros.Pero lo que consiguieron fue abrir esos libros a mucha gente que jamás elegiría una novela de un millar de páginas, y demostraron que el libro es de una profunda seriedad, que cualquiera puede sentirse identificado y es evidente de dónde brota ese sentimiento. Así que mi libro pudo ver la luz porque HarperCollins, la editorial, es consciente de que ahora hay mercado para un libro como el mío, y yo creo que ha cambiado la actitud del público hacia Tolkien. Ahora la gente no lo ve tanto como el viejo profesor con pipa y americana de tweed, sino también como un veterano de guerra que tiene algo importante que contar.

MF: Hemos visto esta tendencia también en España, recientemente hemos tenido un buen puñado de gente que ha defendido Doctorados sobre Tolkien. Uno de los primeros fue Eduardo Segura, el traductor de su libro. ¿Conoce su trabajo y a él?

JG: Lo conocí hace mucho tiempo, antes de que terminara de escribir Tolkien y la Gran Guerra. Él estaba entusiasmado con traducir el libro desde el día en que lo hablamos.

MF: ¿Le suena familiar el tío Curro? ¿Conoce la investigación llevada a cabo por José Manuel Ferrández sobre el padre Francis?

JG: Sí, sí que lo conozco. Me ha dejado leer un borrador de la traducción y es fascinante. Ha cambiado mi perspectiva sobre aspectos muy importantes de la vida de Tolkien. Cuando él pensaba en el padre Francis, lo llamaba «mi segundo padre». Su primer padre murió cuando él tenía cuatro años. Viendo los festejos de la EstelCon y comparándola con la Tolkien Society, estos eventos son muy parecidos, Oxonmoot y la EstelCon. En ambos hay presente tanto el lado académico y el estudio serio como el lado divertido: los trajes, las canciones, las actuaciones, etc. Sólo que yo diría que aquí hay más entusiasmo, o más gente compartiendo ese entusiasmo, de manera que en Oxonmoot hay gente más reservada, o que prefiere pasar desapercibida. Supongo que es el modo británico, es más una cuestión cultural.

MF: Y si pudiera hacerle una pregunta a Tolkien ¿qué le preguntaría?

JG: Pensaría en todas las preguntas que me surgen cuando estoy investigando, ¿leíste esto? ¿Pensaste en ello? ¿Conociste a esta persona? ¿qué querías decir cuando mencionaste esto en esta nota en tengwar? Me gustaría saber del Somme, sobre cómo se sintió, sobre las influencias de Las Raíces de las Montañasde William Morris en las descripciones de Rohan y Eowyn y en los paisajes de las Ciénaga de los muertos, de la Dagorlad, de la batalla. Me gustaría preguntarle a Tolkien “mira ¿a qué te referías con esto?” Y escucharía lo que tuviera que decirme.

MF: ¿Ha visitado físicamente el campo del Somme y los lugares históricos?

JG: Lo he hecho, sí. Escribí el primer borrador y fui al Somme con un amigo y estuvimos paseando alrededor de los lugares dónde Tolkien estuvo involucrado en acciones particulares, ataques militares que fui capaz de localizar, dónde estaba su trinchera, dónde había estado su búnker, dónde debería haber estado situado como Oficial de Señales. Y leí lo que había escrito en mi borrador y comparé con el paisaje a mi alrededor, y pensé que…que lo más útil de aquello era darme cuenta de que cuando los escritores militares de la Primera Guerra Mundial hablaban sobre tener que pelear para salir de aquella terrible colina, ahora es casi imposible imaginar que algo terrible haya ocurrido allí. Aun hoy siguen apareciendo restos de metralla y mientras miraba aquel paisaje me di cuenta que cualquier cuesta, sin importar lo pequeña que fuera, era entonces una ventaja, especialmente si tienes ametralladoras, porque puedes poner las ametralladoras en tal posición que cualquiera que intente avanzar por la cuesta, pareciera que intenta escalar el Everest.

MF: Podríamos estar aquí, hablando con usted, durante siglos, pero por desgracia nos hemos quedado sin tiempo. Hasta ahora ¿ha disfrutado de su estancia con nosotros? ¿Ha disfrutado de la experiencia?

JG: Sí, sí. La fiesta ayer por la noche en el castillo fue como viajar en el tiempo, entre todas esas personas vestidas de gala. Ha sido maravilloso, muchísimas gracias.